En nuestra escuela nos gusta utilizar los diferentes espacios exteriores de los que disponemos. Con el paso del tiempo hemos creado espacios naturalizados acogedores que favorecen la socialización, el juego y el aprendizaje en contacto con la naturaleza.
Uno de dichos espacios es nuestro huerto, cuyo cuidado y mantenimiento nos proporciona un sin fin de situaciones de aprendizaje que los niños y niñas de la escuela llevan a cabo de manera entusiasta y normalizada a lo largo de todo el curso.
El huerto está en constante cambio por lo que salimos semanalmente a observar lo que ocurre allí, realizamos labores de limpieza retirando hojas o hierbas, regamos cuando es necesario, plantamos nuevas semillas (en esta ocasión hemos plantado habas) y también observamos el crecimiento de otras semillas plantadas tiempo atrás.
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